Después de cumplir con el XIV Festival de Bandas, ayer nuevamente cerca de 100 bandas que participaron en la entrada del Último Convite, hicieron gozar a los danzarines y al público los ritmos contagiosos del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Hermosas melodías en géneros como la diablada, morenada, tinkus, caporales, llamerada, cullaguada, entre otras, dentro de las 18 especialidades del Carnaval, lograron ser el impulsor adecuado para que no solo los danzarines, sino también los espectadores puedan bailar en una fiesta única en sus tradiciones y cultura.
Algunas personas que llegan del interior o exterior del país, manifiestan que como el músico de banda de Oruro no hay en el mundo entero, puesto que existe un dicho que manifiesta que el orureño nace con su instrumento bajo el brazo, bendecido con la habilidad de transmitir mucho sentimiento con su interpretación.
Antes era la combinación de la trompeta, bajo, contrabajo, tambor, bombo y platillo, ahora se sumaron otros instrumentos que dan un brillo diferente a la música del Carnaval y que es apreciado por el público. Saxos, clarinetes, timbales, entre otros, son aquellos que con la inclusión de profesionales de la música logró el desarrollo y evolución de las melodías de la Obra Maestra.
A la bella interpretación de los instrumentos se suma la coreografía, el entusiasmo, la alegría que demostraron a lo largo de la ruta de más de tres kilómetros, donde la juventud puso el matiz para que la gente también espere la participación de las bandas.
La avenida 6 de Agosto, la plaza 10 de Febrero y la Avenida Cívica "Sanjinés Vincenti", se convirtieron en los principales lugares del show protagonizado por los músicos, donde la gente en algunas graderías en ocasiones los aplaudían más que a los danzarines.
AUTÓCTONAS
Pero no sólo las bandas de bronces lograron llamar la atención de los espectadores, puesto que varios centros culturales pusieron el ritmo para danzas como la tarqueada, wititis, entre otros, que al ritmo de tarkas y zampoñas lograban emocionar a la multitud.
Así pasaron las bandas de música, que en algunos casos llegaron al centenar de componentes e hicieron escuchar sus melodías al unísono para reafirmar y ratificar que la cuna del músico es Oruro, y donde se hace más evidente su talento, es en el Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.