El juego con espuma se convirtió en un componente principal del Carnaval, puesto que muchas personas hicieron uso de este producto para divertirse, tanto en el desarrollo del Sábado de Peregrinación como del Domingo de Corso.
Si bien disminuyó de forma considerable el juego con agua o podemos mencionar que casi se extinguió esta costumbre gracias a las campañas de sensibilización sobre la importancia de cuidar el elemento líquido, las personas olvidaron que también el juego con espuma daña de gran manera el medio ambiente, ya que contiene sustancias tóxicas que destrozan la capa de ozono, además provoca serios daños a la salud.
Del total de los espectadores, al menos un 80% utilizó la espuma, según ellos para "divertirse", principalmente niños y jóvenes fueron quienes más hicieron uso de este producto.
El uso de espuma puede provocar irritación en los ojos, además de ocasionar daños en la piel como ampollas y en algunos casos el desprendimiento de la epidermis como una especie de pequeñas escamas.
Los más beneficiados fueron los comerciantes de este producto porque vendieron como "pan caliente". La espuma se comercializó en 15 bolivianos y en algunos casos hasta en 17 bolivianos.